María Jimena Tosco - "La capitana del vóley"

Su historia

María Jimena Tosco, o simplemente “Jime” –como también le agrada que la llamen– nació en Freyre, el 7 de diciembre de 1997, mientras su papá “Titino” iba y venía desde el sanatorio al predio del fútbol de barrios, para colaborar con un evento criollo –se inauguraba el predio de la Agrupación Gaucha–.

Fue la primera nieta de su familia materna y la primera hija del matrimonio entre Roberto Tosco y Lorena Laria. Llegaba a una familia plena de amor y fortaleza, marcando el camino que luego seguirían sus hermanos Marcos, Luisina y Giuliano. Son seis integrantes de un grupo familiar que funciona como un equipo de vóley. Cada uno de los miembros cumple un rol que coadyuva con el funcionamiento colectivo. Para que esto acontezca hay reglas, normas y disciplina, que Jimena abrazó y traslado a diversos ámbitos de su vida.

A pesar de que todos asociamos su nombre con una pelota de vóley –debido a su extraordinario desempeño en este deporte– es preciso decir que el vóley no fue el primer deporte que amó. El primero fue el fútbol. Y el primer juguete que abrazó fue una pelota. Sus familiares afirman que aprendió a patear antes que a hablar. La camiseta de Boca Juniors (el club de sus amores, que pudo conocer antes de la pandemia que agobia al mundo) era su prenda preferida. Pisar la Bombonera fue una experiencia sensorial que nunca olvidará.

El fútbol fue y es una de sus pasiones, que aún sigue practicando usando, en numerosas ocasiones, la camiseta de Lionel Messi (es “messista” a ultranza, defiende con buenos argumentos sus actuaciones deportivas). En la adolescencia, Jime, integró el equipo de fútbol femenino local, pero lentamente fue dejando de asistir a los cotejos para evitar lesiones que le pudieran impedir practicar vóley.

Jime ama el fútbol tanto como al vóley, tal vez a esto obedezca que su máxima ídola sea Mimí Sosa, una mujer que jugaba al fútbol pero devino en jugadora de vóley, destacándose en esta disciplina hasta el año pasado (fue una de las integrantes de la Selección Nacional).

Quienes la conocen, destacan a María Jimena como una persona inteligente, aplicada, callada pero con carácter. El mismo que hizo de ella una mujer hecha y derecha, una capitana y una líder (dentro y fuera de la cancha). Siendo niña comenzó a andar el mundo del mini vóley freyrense. Este camino lo recorrió un tiempo, pero luego debió interrumpir sus pasos por el mundo de las rodilleras, redes y pelotas, porque sus padres no podían llevarla y tenían miedo de que viajara con otros padres).

La vida le dio una nueva oportunidad, juntando los caminos del vóley y de Jime. A los 12 años comenzó a practicar vóley en el 9 de Freyre. Lo hizo hasta los 18 años, destacándose junto a sus equipos en diferentes torneos. Su papá la acompañaba siempre y cuando se podía también iban su mamá Lorena, su hermano Marcos y su hermana Luisina.

Jugaba de central, equilibraba los estados de ánimo de sus compañeras en beneficio del equipo. Hubo tiempos en los que fue suplente, pero desde el banco observaba cada jugada, las analizaba “para adentro” y las tomaba como materia prima para su mejora en cada armado, recepción, tapa o saque. Su disciplina fue una constante en su trayectoria. Pasó de ser suplente a ser la capitana de la mayoría de los equipos en los que participó. La hinchada número 1 fue siempre su familia. Sus padres y hermanos, sus abuelas incondicionales que la guían desde cielo y su tío (que le regaló la camiseta del 9 que conserva con orgullo).

Su trayectoria es inmensa. Hizo mucho en poco tiempo. Desde 2009 a 2014 jugó para el Club 9 de julio Olímpico de Freyre. Al terminar el secundario, vistió la camiseta del Club Municipalidad de Córdoba, el Club Bernardino Rivadavia de Villa María y el Club San Jorge de la provincia de Santa Fe (hasta el año pasado).

Fueron 10 años continuos de entrenamiento y entrega, de medallas y desazones, de jugadas magistrales y lecciones aprendidas. Fue una decena de años repleta de recepciones, remates, saques, armados y puntos. Entre sus logros se destacan copas argentinas, campeonatos de ligas (nacionales, provinciales y regionales), campeonatos internacionales (en Chile y Brasil), premios SPORT 6 del canal local, premio “Estímulos” del diario La voz del interior, y el cariño de miles de personas que disfrutaron su talento y su calidad humana. Pero eso no es todo. En la actualidad continúa practicando en las canchas del 9 y espera que el destino le indiqué con qué equipo continuará demostrando sus destrezas deportivas y sus virtudes como persona.

Su prioridad en estos momentos es el estudio y en seguir ampliando su aptitud para los cálculos matemáticos. Sus compañeras sólo tienen elogios para ella, en lo deportivo y en lo personal. Los entrenadores coinciden en definirla como una jugadora esencial para todo equipo que quiere ser campeón. Es que Jime es como una pieza clave de un reloj, su presencia es ineludible para que el conjunto funcione armoniosamente.

Gerardo Astesana (entrenador de la Selección Cordobesa de Vóley), Florencia De Leonardi (entrenadora del Club Municipalidad de Córdoba) y Marcos Boasso (entrenador del Club San Jorge) destacan a Jime por su energía positiva contagiosa, su sabiduría (fruto de la formación que le dieron sus padres y entrenadores), su entrega incondicional por lo que ama y su ímpetu guerrero para mejorar cada día.

Hace poco cumplió las “bodas de aluminio” con el vóley, una década entera abrazada al deporte que tantas satisfacciones le dio.

Quizás por eso no es en vano pensar que quienes la conocen, la definen como una mujer fuerte y firme, convencida de hacer siempre lo que considera correcto.

A Jime le gusta mucho una frase que le sirve de inspiración y guía para vivir su agitada vida: “Cree en ti mismo con tanta fuerza que el mundo no pueda evitar creer en ti también”. Y vaya si le hace honor. Nada la doblega, es intensamente convencida de si misma y eso es lo que convence a los demás de quererla, seguirla y admirarla tanto.

Felicitaciones MARÍA JIMENA TOSCO por tu empeño, por potenciar tu talento con perseverancia, por entender el deporte como un espacio de aprendizaje permanente y por señalarlo como un jardín positivo donde germinan personas buenas y solidarias –tan necesarias para construir sociedades inclusivas y armónicas–. Tu nombre acrecienta el capital social de Freyre y eleva el Museo Virtual del Deporte municipal.

Escuchá a nuestros homenajeados