César "el Carigol" Carignano - "Un goleador con etiqueta internacional"

Su historia

Nació en 1982. Siempre supo que había llegado a este mundo para cumplir sus sueños y metas. Pero también, desde que pestañó por vez primera, fue consciente que en la vida todo emprendimiento requiere perseverancia, esfuerzo, constancia y educación (entendida como respeto por las demás personas). Sus padres, Rita y Alcides, lo acompañaron en cada paso que dio y en cada decisión que tomó. Su hermano y sus amigos de la infancia constituyeron los pilares fundamentales en los que se apoyó para forjar su futuro.

El futbol lo atrapó desde pequeñito. Jugaba partidos en la calle Alvear de Freyre, con amigos del barrio: Gabriel Galaverna, Rubén Barbero y los hermanos Darío y Emilio Castellano, sólo por nombrar algunos. Su obsesión era hacer goles. Sus pies posibilitaron que su garganta tuviera el placer de gritar muchos. Pero en ese momento, todavía no sabía que lo esperaban estadios y populares enteras coreando su nombre.

Siempre jugó de delantero. Era un atacante nato, y tenía un gran valor agregado: era (y es) buena persona. Sus vecinos, amigos y compañeros de equipo lo definen como un tipo cordial, sencillo, respetuoso, amigable. "El deporte no construye el carácter; lo revela", sentenció el escritor y comentarista deportivo estadounidense, Heywood Hale Broun. Ciertamente, el accionar dentro y fuera del campo de juego, es lo que diferencia a un futbolista de un caballero del deporte. César fue un verdadero “Señor” en todo terreno que pisó. Uno de sus profesores del club local, lo describió como un deportista al que nunca le pesó tener que resignar salidas y trasnochadas para dedicarse en plenitud al fútbol. En su adolescencia, fue un joven disciplinado meticuloso, cumplidor serial de horarios y dueño de un espíritu de superación inigualable.

Sus inicios fueron en el Baby Futbol de Freyre donde se coronó campeón con la categoría 1981, último equipo de nuestra localidad, que logró este título. César era menor pero era el refuerzo que el profe Jorge Giacomino se reservaba para marcar diferencia en el segundo tiempo. César complementaba a la perfección, la capacidad goleadora de Marcos Musso en el frente de ataque y era el beneficiario de los pases largos y elegantes de Pablo “Pololo” Secrestat. En la final, frente al equipo “2 de Abril”, Freyre empezó perdiendo 1 a 0 y logró el empate sobre la hora. En tiempo suplementario, el equipo conducido por Jorge Giacomino y Alberto Medrano, se impuso 3 a 2. Esa tarde, César, Marcos Musso y Gabriel Giraudo marcaron los tres tantos de la gloria. Cuando el sonido del silbato del árbitro sentenció el final del partido, el capitán del equipo, Iván Ambroggio, pudo levantar la tan ansiada copa. Sin dudas, para “el profe” y para sus compañeros, César fue una pieza clave.

Desde chico, fue un jugador distinto, potente, con el arco siempre presente entre sus cejas. En esa misma época, jugó el torneo de Futbol de Barrios para niños, luciendo la camiseta de Barrio Plaza. Sus gambetas, su velocidad y sus marcas en la red, generaron respeto y temor en muchos defensores rivales. Hizo goles en todos los barrios. Batió a todos los arqueros. Levantó varias copas y siempre conservó su humildad y su buen comportamiento. Un compañero suyo en el Baby que luego lo tuvo como rival en el futbol de Barrios, dijo: “César, en velocidad, era imparable, y fue una gran persona, tanto con sus compañeros como con sus rivales”.

A los 13 años, pasó al Club 9 de Julio Olímpico de Freyre, donde comenzó a jugar en canchas más grandes (de 11 jugadores). Las dimensiones de estos campos de juego, favorecerían aún más su performance, habida cuenta de sus destrezas deportivas. Cuando César, agarraba la pelota y aplicaba velocidad máxima, apilaba defensores que lo corrían –pero siempre desde atrás–. Era muy veloz y su único objetivo era hacer goles. En la Liga Regional Norte, ya despertaba admiración su potencia y su capacidad para adelantarse a las jugadas.

El romance con la camiseta del “9” duró poco, ya que al poco tiempo, partió hacia Santa Fe, para vestir la camiseta de Colón. Con la angustia que implica partir hacia un destino incierto dejando amigos y familiares en su pueblo natal, se fue con su bolso lleno de sueños hacia la capital santafesina. No faltaron lágrimas ni adversidades. Pero él siempre supo lo quería y que todo lo que aconteciera serían sucesos que debía vivir para poder cumplir su anhelo: jugar en primera división. Pronto la recompensa golpearía su puerta. Sí, César debutó profesionalmente en la primera división, en el equipo de Colón, en el año 2001. En el conjunto "sabalero", marcó 27 goles en 77 partidos en el torneo local, y algunos en la Copa Sudamericana de 2003. Merced a esta excelente performance, la hinchada lo bautizó “el Carigol” y se convirtió en una de las grandes promesas del fútbol argentino, al punto que fue convocado en tres ocasiones por el técnico Marcelo Bielsa para formar parte de la Selección Argentina.

Al final de la temporada 2003/2004, César comenzaría a transitar el futbol internacional. Fue transferido al FC Basel de Suiza, pese a un fuerte interés de Boca Juniors. Fue transferido en 1,8 millones de euros que le quedaron al club santafesino. En la entidad helvética jugó sólo 30 partidos y marcó 9 goles, incluidos 2 en la Copa UEFA. “El Carigol” perforó redes en canchas del viejo continente. Su derecha desveló a porteros de distintas nacionalidades.

Lamentablemente, ciertas molestias físicas comenzaron a agobiarlo. Fue la marca personal más pegajosa que padeció. Saturado por lesiones originadas en una rebelde pubalgia, decidió cambiar de aires y probar suerte en el fútbol mexicano, más precisamente en el Club América. En “las Águilas" lo adquirieron para disputar la Copa Libertadores 2007, pero al no poder recuperarse totalmente de sus lesiones, tuvo que marcharse sin jugar siquiera un partido, debido a una cláusula en su contrato. Regresó al FC Basel y posteriormente retornó a Colón para disputar el Torneo Clausura 2008. Su currículum deportivo continúa. En 2009, pasó a Independiente Rivadavia donde convirtió dos goles. En busca de mayor continuidad, fue transferido al Club Ferro Carril Oeste, donde en su primera temporada marcó seis goles, aunque el logro más importante fue recuperar la continuidad, disputando más de 30 partidos. Tiempo más tarde se incorporó a Atlético Rafaela para disputar la temporada 2010-2011. Hizo 21 goles, siendo el goleador del campeonato del Nacional B de la República Argentina. El 21 de mayo de 2011, fue uno de los responsables de lograr el ascenso del equipo de Rafaela a la Primera División del fútbol argentino. El 12 de junio de 2011, día histórico de su carrera, marcó 4 goles en la goleada (6 a 0) de Atlético Rafaela sobre Gimnasia de Jujuy. Luego de una exitosa campaña con Rafaela, recaló en Universidad Católica de Chile, para reemplazar a su compatriota Lucas Pratto. Debutó oficialmente para el equipo trasandino el 30 de julio de 2011 frente a Municipal Iquique, convirtiendo el primer tanto de la goleada 4-1 que propinó la UC en un día épico, por la nieve que caía sobre el césped, en San Carlos de Apoquindo. Ese día, “el Carigol” eludió al arquero y definió solo frente al arco, confirmando su etiqueta de goleador internacional.

En diciembre de 2011, César firmó como primer refuerzo del conjunto de la ciudad de Rafaela, con el objetivo de pelear la permanencia en la primera división del fútbol argentino. Sus goles aparecieron en la recta final del torneo, convirtiéndolo así en una figura fundamental del equipo, logrando el objetivo de permanencia.

A principios de febrero de 2013, firmó sorpresivamente contrato con Patronato de Paraná, debido a que en el club de Rafaela no era considerado como uno de los delanteros de primera opción por el entrenador Jorge Burruchaga.

Tras su paso por el club de Paraná, se vinculó contractualmente con Sportivo Belgrano de San Francisco, para disputar el Torneo de Transición de la B Nacional.

El domingo 5 de octubre de 2014, frente a Unión de Santa Fe, en el estadio “15 de Abril” de dicha ciudad, “el Carigol” logró su gol número 100 en su carrera profesional. Ese día, sus pasos quedaron grabados en el césped y la postal del goleador con sus brazos en alto, se alojó, para siempre, en el corazón de todos los “sabaleros”.

Luego llegaría a Pilar (provincia de Santa Fe) para aportar olfato goleador a un equipo que venía necesitando un "nueve" de jerarquía. En su debut, marcó los dos goles del triunfo frente al "valesano" Libertad de San Jerónimo Norte. Fue campeón de la Liga y clasificó a la Copa Santa Fe 2017.

Su historial deportivo es amplio, rico, y valioso. Pero como dice una canción “nada es para siempre” y como dicen los nostálgicos “lo mejor es dejar las cosas antes que las cosas lo dejen a uno”. César decidió poner punto final a sus batallas futbolísticas para poder priorizar su hermosa familia (compuesta por Melisa, su esposa, y sus hijos Alma y Mateo) que es su mayor tesoro. Desde entonces, el “carigol” enriquece el deporte desde otros lugares. Su pasión por la pelota sigue intacta y el respeto mutuo es como el amor de un padre para con su hijo, esto es, incondicional y eterno. Actualmente, el goleador nacido y criado en Freyre, trabaja en LT 10 junto a Fabián Mazzi, y en Santo Tomé, junto a Eduardo González Riaño trabaja en un programa de televisión. También tiene su columna deportiva en la Web de LT 10. César cambió sus herramientas para seguir creando futbol y despertando emoción. Puso en su vitrina los botines que tanta satisfacción le han dado y comenzó a hacer uso de una pluma y de su mesurada voz para relatar historias estupendas de un maravilloso mundo llamado futbol. Desde este nuevo espacio, ayuda a entender mejor este deporte de goles y gambetas que mueve multitudes. Desde allí, nuestro “goleador” sigue movilizando sentimientos positivos en la gente.

¡Gracias César Carignano por fomentar principios y valores tan importantes para las nuevas generaciones! Muchas gracias por representar tan bien a Freyre en nuestro país y en el mundo. Sin dudas, tu extenso caminar por el deporte, te convierte en un embajador deportivo de nuestra localidad y en un ejemplo de disciplina para imitar. ¡Felicitaciones!

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