Maciel Vottero - "Crónica de una pasión anunciada"

Su historia

El “Flaco”, como siempre lo recuerda su amigo el “Araña”, vive y respira fútbol. Sabe que este amado deporte, como tantos otros, nos permite formarnos como personas y compartirlo con aquellos que nos regalan la memoria de lo que vivimos: los amigos, los hijos, la familia. Sabe, porque está en su ADN, que el fútbol nos abraza como casi nada porque forma parte de nuestra identidad e historia.

Maciel Vottero, el “Flaco”, el hermano menor de Andrés y Román, nació en Freyre un 26 de noviembre de 1964. Elvit, su padre, comparte con él esa pasión inexplicable por el deporte en general y por el fútbol en particular. También, el fanatismo por River Plate, el club de sus amores. Élida, su madre, fue su gran sostén, lo consintió y acompañó incondicionalmente; y seguramente lo sigue haciendo, desde lo más profundo de su corazón.

Practicó casi todos los deportes, pero el juego del fútbol lo atrapó como ningún otro. Sus comienzos fueron en canchitas de barrios, algunos de sus más tiernos recuerdos pertenecen a la del “Cabezón” Bernarte. Luego, su paso por la primera división del Baby Fútbol, en lo que fue el debut del Departamento Municipal de Deportes de Freyre en esa Liga, allá por el año 1977, de la mano del “Profe” Giacomino. Los dos años siguientes jugó en las divisiones juveniles (la única categoría existente por aquel entonces) del Club Atlético 9 de Julio Olímpico, institución que no tardaría en convertirse en su “segundo hogar”. Entre los años 1980 y 1981 pasó a Tercera Especial, una categoría en la que compartió momentos inolvidables con compañeros como Hugo y Ricardo Quevedo, Cacho Ricci, “Coio” Morbidoni, “El Gordo” Martínez, “El Mono” Díaz y tantos otros de los que aprendió mucho.

En 1982, con 17 años, hizo su debut en la Primera División de su querido “9” de Freyre, de la mano del profesor Roberto Rolando. Compartió ese momento inolvidable de calzarse la celeste y blanca con Diego Medina y Gastón Felippa, jóvenes que, como él, hicieron realidad “el sueño del pibe”. Como si esto fuera poco, consiguieron el campeonato de la Liga Regional de Fútbol, después de tantos años. En 1983, tuvo que cumplir con el Servicio Militar Obligatorio en la ciudad de Córdoba, pero esto no le impidió continuar con su gran pasión: el fútbol. Un año después disputó, junto a la Primera del 9 de Freyre, el Pre-Regional. Los memoriosos lo califican como “histórico”: fueron seis partidos consecutivos consiguiendo triunfos y cayeron en un cruce de semifinal frente a Banda Norte de Río Cuarto. Fue consolidando sus características como marcador central: presencia, liderazgo, gran cabeceador en las dos áreas, especialmente en la del rival. Estas particularidades lo llevaron, en distintas oportunidades, a llevar abrochada en su brazo izquierdo la cinta de capitán.

Pero su pasión por el deporte iba más allá. No se conformaba con lo que él podía hacer dentro de una cancha. Sus ansias por transmitir los valores del deporte lo llevaron a estudiar el profesorado de Educación Física. Así fue como en 1985 comenzó a cursar la carrera en el Instituto del Profesorado de Educación Física (IPEF), en Córdoba. Incluso, cursó dos años la Licenciatura en Kinesiología en la Universidad Nacional.Paralelamente, continuó con su carrera futbolística. En 1986 jugó en Centro Social y Deportivo Brinkmann, porque el equipo patrio no participó del torneo. Al año siguiente, Frank Darío Kudelka, comenzaría un nuevo proceso futbolístico en el 9 de Freyre y el “Flaco” fue parte del mismo.

Con esfuerzo y sacrificio terminó el profesorado. Más tarde, completaría su formación académica: preparador físico, director técnico de fútbol y vóley, e instructor de natación. A fines de los ochenta, comenzó a desempeñarse como profesor en su querido Instituto Mariano Moreno (actualmente IPEM N°326) y como preceptor en el Instituto Santa Teresita del Niño Jesús (en la actualidad Fasta); actividades que, aún hoy, desempeña con cariño y compromiso. La docencia es, para él, un pilar fundamental en su vida. Más allá de los cambios y transformaciones, propios de cualquier sociedad, no renuncia a sus convicciones: el mundo puede ser un lugar mejor si se lucha por valores como el respeto, el compromiso y la responsabilidad. Y enfrenta cada día tratando de transmitírselos a los niños y jóvenes de nuestro pueblo.

Su carrera futbolística también lo llevó a vestir la camiseta de Tiro Federal de Morteros, durante 1991 y 1992; este último año logró consagrarse campeón de la Liga Regional de Fútbol de San Francisco. En 1993 regresó al club de sus amores hasta su retiro definitivo en 1995. En simultáneo, desde 1990, comenzó a trabajar en las Divisiones Inferiores de Fútbol del 9 de Freyre. En 1998 se hizo cargo, por ese año, de la Primera División del equipo patrio. Al año siguiente, participó del Argentino B junto a Sportivo Belgrano de San Francisco, como preparador físico. En el 2002, volvió a formar parte de la Primera División del equipo de Freyre.

Durante todo ese tiempo comenzaría a consolidar su gran objetivo: las Divisiones Inferiores del 9 de Freyre. Un espacio de aprendizaje, crecimiento y disfrute para los pibes del pueblo. En el que, más allá de los triunfos o las derrotas, cada uno de ellos pueda llevarse valores fundamentales. Tuvo y tiene grandes compañeros para llevar adelante esta misión: Cristian Peralta, el “Turco” Yafar, “Cepillo” Bianchotti, “Cali” Menardi, Germán Baldo, Gastón Fraire, Diego Zacher, Andrés Carignano, Hernán Baudo, Diego Medina, Orlando “Tito” Girón y tantos otros que aportaron y aportan su granito de arena para engrandecer este propósito. Tampoco se puede olvidar a todos los padres que colaboraron y colaboran formando parte de la subcomisión o acompañando, más allá de las diferencias, este proyecto. Seguramente, lo más destacable y recordado es el Campeonato Regional Absoluto que las Divisiones Inferiores del 9 de Freyre consiguieron en el 2010. Sin embargo, son innumerables los torneos y encuentros en los que este grupo de trabajo ha participado. Seguramente, estará en su memoria un torneo muy especial en San Justo (Provincia de Santa Fe). “Cacho” Ricci, René Gribaudo, “Chichan” López, “Chano” Longo y “Chano” Bravo, y sus respectivas esposas, cuentan que fueron muchos los contratiempos que vivieron, pero recuerdan que la unión y la amistad fueron fundamentales para sobrellevar todas las adversidades.

En tres oportunidades tuvo a su cargo las Selecciones de la Liga Regional San Francisco. En el 2002, junto a Raúl Novarino y Mariano Sentis como entrenadores, participaron de un torneo interprovincial en la localidad de San Jorge. Luego, en 2010 y 2013 junto a Gastón Fraire, en los torneos provinciales de las Ligas Regionales de Córdoba, consiguió dos subcampeonatos con las categorías sub-17 y sub-15, respectivamente.

Pero su amor por lo que hace lo llevó a estar ligado a otros deportes. En la década del noventa formó parte, junto a Roberto Rittiner, de los inicios del vóley, disciplina que, más tarde, daría tantas satisfacciones. La pasión por este deporte fue compartida con su querido primo y amigo, el “Colo” Brussa. En 2007 y 2008 fue parte, como preparador físico, del equipo que participó de la Liga Nacional de Vóley. Un capítulo aparte merece también su paso por la natación del 9 de Freyre, ya que, durante más de veinte años, dedicó lo que podría haber sido su tiempo de descanso para fortalecer este deporte. Fue un período en el que el equipo de competición obtuvo destacados logros a nivel regional y provincial. También, participó durante casi diez años de la Colonia de Vacaciones “Crecer en el 9”, que dependía del Departamento Municipal de Deportes, a cargo del profesor Germán Baldo, en aquellos tiempos. Junto a Germán, además, llevaron adelante un gimnasio (con la ayuda incondicional de Mario Lascano) en el que distintos deportistas de la localidad, por ejemplo los boxeadores “Chino” Mora y Darío Roldán o las “Tamberitas”, disponían gratuitamente y con su asesoramiento, de un lugar para entrenarse.

Hay una anécdota que lo pinta de cuerpo entero. En 1995, llevó a tres chicos (Andrés Carignano, Martín Trossero y Hernán Ferrero), con cuyas familias tenía una relación especial, a un viaje a Buenos Aires para conocer las canchas de Boca y River, además de observar un partido amistoso de fútbol, de la Selección Argentina. Quizás, queden en el tintero historias, anécdotas, estadísticas y resultados. Pero, conociendo su humildad, seguramente no le importe. Durante los últimos veintidós años recorrió su camino de la mano de su compañera y esposa, Yanina, la madre de sus grandes amores: Tomás y Jerónimo. Maciel es sinónimo de compromiso con el deporte, sabe lo que es el sentido de pertenencia. Sus hijos también forman parte de esa pasión por los colores celeste y blanco, porque el sentido de pertenencia se hereda, se contagia, se transmite. El “profe” sabe que muchas veces el fútbol, o cualquier otro deporte, pueden ser al mismo tiempo las dos caras de una moneda. Un gran partido puede terminar en derrota, un excelente desempeño no siempre se refleja en el resultado final. Pero sabe, también, que una carrera sostenida en decenas de años de trayectoria, esfuerzos y compromiso, es suficiente para sentirse más que satisfecho.

Muchas gracias MACIEL VOTTERO por tu entrega, por tu incansable compromiso social y por los contenedores de semillas de valores que plantaste en nuestro suelo. ¡Nuestras más sentidas felicitaciones!

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