Rita "Kika" Casas - "Gambeteando al tiempo"

Su historia

Este relato es un viaje reflexivo por la ruta vital de una mujer apasionada que transita su vida con una intensidad similar a la adrenalina que provoca una montaña rusa en un adolescente. Disfruta cada minuto de sus días. Adora a su familia, sus amigas y el deporte.

Rita Susana Casas, alias “la Kika”, es freyrense de nacimiento, y está a punto de cumplir 62 pirulos. Desde pequeña y hasta hoy, adora el fútbol. Este deporte es la energía que alimenta su felicidad. Su lema es “transpirar la camiseta, dentro y fuera de la cancha”.

En sus años mozos, incursionó en varios equipos, destacándose su participación en “Las Estrellas de Ferro” de nuestra localidad, y “Las Diablitas” de Brinkmann. En la región, la definen como una jugadora aguerrida, habilidosa y muy correcta tanto con sus compañeras como con los rivales. Aún hoy, es posible verla derrochar su talento con la redonda. Continúa jugando una o dos veces por semana “cuando se arma el partido”. Antes de comenzar a moverse formalmente la pelota, es decir, en el instante previo cuando se reparten las jugadoras para cada equipo, todas la quieren de su lado. No es para menos, porque la experiencia de “la KIKA”, siempre es un valor agregado.

Usa la camiseta número 4. Se desliza velozmente por la banda derecha del campo de juego como un carrilero de un equipo europeo. Parece que volara, como si su pasión la impulsara para ir por más y nunca rendirse. Para ella, lo único prohibido es bajar los brazos. Rita Susana Casas nunca se conformó con soñar su vida, ella siempre eligió vivir sus sueños.

Su contextura es menuda, y durante el partido su concentración es extrema. No se la escucha siquiera murmurar. No le hace falta, ya que sus piernas hablan por sí mismas. “La Kika” hace su trabajo en silencio, como un científico. Sorprende su entrega, su amor por la camiseta, su respeto por el equipo y el modo como contagia su entusiasmo. No es una jugadora más. Para ella, cada partido es un momento único e irrepetible. Ama el juego limpio. Es un soldado comprometido con la causa y respeta las normas del deporte y los códigos de la amistad. Se esfuerza al máximo en cada pique, y traba con la furia con la que lo hacía el enérgico jugador de Boca, Blas Armando Giunta. “La Kika”, nunca le pega al balón; ella lo acaricia con su botín con la misma sutileza con la que una madre mima a su hijo. Es la personificación perfecta de la frase del brillante entrenador español Pep Guardiola: “el talento depende de la inspiración pero el esfuerzo depende de cada uno”.

Habla con su mirada, motiva a sus compañeras, las incita a superarse y continuar, sin quejas y sin pausas. Tiene bien en claro que no hay nada que pueda suplantar el sacrificio individual y colectivo y que esa es la materia prima fundamental para crear un gran equipo. Cuando los resultados deportivos le fueron adversos, “la KIKA“, nunca utilizó pretextos inútiles para justificar el mal funcionamiento del equipo. Ella sabe que los seres humanos no somos perfectos y que las cosas no siempre salen como a uno le gustaría. Ingresó a cada cancha con optimismo y con la convicción de dar lo mejor de sí. Entiende el futbol como un espacio de integración comunitaria y como un lugar para forjar nuevas amistades.

En cada partido, “la KIKA” enciende su alma y marca a fuego con su ejemplo de entrega, a todos los que se deleitan viéndola jugar. Su incursión en el mundo deportivo, marcó un antes y un después en el futbol femenino. Ella siempre gambetea al tiempo y sigue su camino, a pesar de las trabas. Su magia deportiva puso de rodillas a muchas rivales poderosas, hoy convertidas en amigas, merced a la generosidad de su corazón.

En un mundo frecuentado por bytes y redes sociales, la garra de “la KIKA” hace temblar a los trolls más combativos. Y a esta altura, ya no quedan dudas que ELLA le seguirá tirando caños al destino…

¡Felicitaciones Rita Susana Casas por no claudicar jamás ante cualquier adversidad! Te respetamos y te admiramos por tu constancia y por tu compañerismo. Muchas gracias por regar de valores el césped del deporte local y por ayudarnos a construir una sociedad mejor. ¡Abrazo de gol!

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