Sebastián Casalis - "El arquero que atrapó su sueño"

Su historia

En las últimas dos décadas, el fútbol se ha vuelto más dinámico, más físico, más veloz y más estratégico. También cambiaron los esquemas tácticos dependiendo del objetivo del entrenador y de las peculiaridades del rival. El arquero no quedó exento de esta metamorfosis. Hoy se le exige habilidades impensadas para el fútbol de antaño. Hoy poder tomar la pelota con las manos en una porción del campo del juego, es simplemente uno de los tantos aportes con los que un arquero contribuye con su equipo.

Hoy, justamente, nos convoca la historia deportiva de un freyrense que cuidó el arco de Freyre como un guerrero romano y que debió aggiornarse al fútbol moderno y a las habilidades que éste demanda. Partido tras partido, fue convirtiéndose en un especialista para achicarles los ángulos a los delanteros que deseaban hacerle goles.

Calculaba mentalmente –con mayor precisión que un velocímetro– la velocidad de la pelota y de los jugadores (lo que le permitía adelantarse a las jugadas), ordenaba coberturas, gestó contragolpes que dejaron mudos a los técnicos rivales, atajó penales claves y cabeceó en el área rival con la misma seguridad con la que lo hacía Daniel Passarela, el Ratón Ayala o Martín Palermo. Se trata de un arquero que supo incorporar a su juego, el arte técnico, táctico y estratégico de los tiempos modernos. Su nombre es Sebastián Miguel Casalis (hijo de Graciela y Miguel). Nació en Freyre, el 14 diciembre 1982. Cuando empezó a patear pelotas, rápidamente los amigos del barrio, le resumieron su nombre en cuatro letras: “Pupi”. Tal vez, lo hicieron pensando en el futuro, para que se viera más grande su nombre en la espalda de su camiseta.

El Pupi, como lo llaman casi todos, dio sus primeros trotes con la pelota en Barrio Centro, en los campeonatos de fútbol barrial que se disputaban en la década de 1990. Su entrenador era Jorge “Cabecita” Boero. Se jugaba en canchas de 9 jugadores, y Pupi jugaba como volante por derecha. Pero su posición en el campo de juego cambió rotundamente, cuando una tarde Barrio Centro perdía por goleada con Barrio Plaza y el arquero titular agobiado por el resultado y mala tarde de su equipo, pidió el cambio. El entrenador observó el banco de suplentes y no había ningún arquero para poder cambiar pieza por pieza. Entonces les preguntó a los jugadores, quién se animaba a ir al arco. Pupi no dudó, se paró, ingresó corriendo a toda velocidad, se colocó los guantes del arquero saliente y se instaló por vez primera debajo de los tres palos en un partido oficial. Es probable que en ese momento ni sospechara que esa maniobra espontánea se convertiría con el correr del tiempo en su oficio.

Su recorrido deportivo continuó en el Baby Fútbol, inspirado por su gran amigo César Carignano. En la cancha de 7, jugó en tercera división, luego en segunda y por último en primera. Después siguió en el 9 de Freyre (jugó en prejuvenil, juvenil y reserva). Posteriormente defendió un año el arco de Atalaya de Córdoba, para luego cumplir su sueño: cuidar los colores y el arco de la primera división de su querido 9 de Julio Olímpico de Freyre.

También participó de pruebas en River, Rosario Central, Talleres, Belgrano, clubes en los que por diferentes razones no se quedó. También estuvo muy cerca de lucir la camiseta de Sportivo Belgrano de San Francisco, pero no lograron llegar a un acuerdo.

En el 9 de Freyre jugó durante el período 2004-2012 (salvo en 2008, cuando jugó por el lapso de un año en el 9 de Morteros, porque había sido expulsado por doce meses en la Liga Regional Norte). En 2013 jugó en Vila, en 2014 en San Jorge de Brinkmann, y nuevamente en Vila en 2015. En esta localidad colgó los guantes en 2016, cuando anunció su retiro del fútbol. Esa tarde cuando el sonó el silbato que marcaba el final del encuentro, caminó lentamente hacia la puerta de la cancha, casi arrastrando los pies, tratando de registrar cada momento y cada sonido y guardarlo para siempre, para dar vuelta, tranquilo, una página importante de su vida.

Ante la pregunta sobre los arqueros a los que adoptó como referentes, Pupi no duda. Señala dos: el freyrense Rubén “Mosquito” Massa (emblema del arco del 9 de Freyre), y Germán “el Mono” Burgos (el exarquero de River y la Selección Argentina, que ahora se desempeña como entrenador en Europa). De ambos rescata la buena ubicación que siempre tenían en el campo de juego, lo que les posibilitaba adelantarse a las jugadas y les evitaba tener que volar de un palo a otro, a último momento. Pupi es un convencido de que el achique es más efectivo que la volada espectacular y de que un buen arquero nunca debe atajar debajo de los tres palos, porque allí todo se hace más difícil, ya que en ese sitio, quienes tienen el deber de evitar los goles, quedan a merced de la pericia o impericia del ejecutante.

Sebastián (El Pupi) recuerda como un hecho muy positivo, un viaje que realizó a Brasil en 1998, como jugador de Asociación Deportiva Devoto, para disputar un campeonato internacional. En territorio ajeno, los argentinos lograron el subcampeonato tras perder la final a penales. El resultado no empañó la excelente experiencia deportiva. Se trató de un combinado regional, dirigido por Carlos Mazzola, que compitió fuera de las fronteras nacionales.

Como experiencia negativa recuerda una tarde en la cancha de Porteña, donde se produjeron hechos de violencia que lamentablemente arruinaron el partido de fútbol. Con la objetividad y serenidad que otorga el paso del tiempo, Pupi reflexiona y expresa que eso fue un error, que es un suceso que desearía poder borrar, porque considera que el deporte debe servir para unir, para integrar, para competir, pero siempre en una atmósfera de respeto.

Como logros deportivos, en su pecho cuelga el campeonato 2012 defendiendo el arco del 9 de Freyre (hacía 30 años que el club local no se consagraba campeón de la Liga Regional Norte). También campeonó cuando era niño, en la Liga de Baby Fútbol, integrando el plantel de la clase 1981. Y fue subcampeón con la juvenil del 9 de Freyre (tras perder la final con el club El Tala, de la ciudad de San Francisco).

Tres jugadas que lo tienen a Pupi como protagonista quedaron grabadas en las retinas de los freyrenses. Una ocurrió en un clásico disputado en Freyre. El 9 perdía 1 a 0 y Pupi, el arquero, fue al área rival a buscar el empate de cabeza en un corner. La pelota voló tendida, y avanzaba en cámara lenta, como si el tiempo se hubiera congelado. El público repentinamente se quedó en silencio, expectante. Pupi se elevó, bajó el balón en el área chica con un gesto y un frentazo impecables y el “Pez” López, con oficio de goleador, completó la obra de arte con un derechazo implacable que dejó sin reacción al arquero, logrando el 1 a 1 sobre la hora.

Otra atajada tan memorable como exótica, aconteció cuando un delantero le tiró un sombrero al Pupi, quien rápidamente giró sobre sí mismo, y la rechazó de chilenita, aplicando un recurso propio de René Higuita –el arquero colombiano conocido por estas piruetas deportivas–.

La tercera atajada es una imagen para enmarcar. Fue cuando contuvo el penal que convirtió al 9 de Freyre en campeón, después de tres décadas de espera. Esta vez se quedó con la pelota en sus manos, logrando también atrapar su sueño...

En lo que atañe a su visión del rol del arquero en el fútbol actual, Pupi considera que debe entrenar diferenciado y practicar también con los pies, para darle más opciones de salida al equipo. En este sentido, expresa su agradecimiento a César Córdoba, un entrenador de arqueros que lo ayudó mucho y que le transmitió enseñanzas claves para lograr el alto desempeño que tuvo en el año 2012. La actitud es otra variable que el protagonista de esta historia, señala como hiper valiosa. Confiesa que él, aun cuando sabía que estaba en condiciones de inferioridad con respecto al rival, siempre salía a ganar, a dar lo mejor de sí.

Y considera que el arquero, ese ser solitario que habita los campos de juego, esa persona que parece un solista en medio de una orquesta, debe entrenar, tener constancia y cuidarse como cualquier deportista de cualquier disciplina que quiera dejar sus mejores huellas en la arena deportiva.

Por impedir goles, por cuidar el arco de nuestra localidad, por entender el deporte como una puerta de oportunidades para que muchas personas puedan interactuar y ser parte de un proyecto colectivo, ¡felicitaciones SEBASTIÁN CASALIS! Tus atajadas, reflexiones y tu nombre se incorporan al Museo Virtual del Deporte de Freyre para que vuelen por el ciberespacio y se conozca otra porción de la historia del deporte local.

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