Santiago Longo - "El jefecito"

Su historia

Santiago Andrés Longo nació en San Francisco, el 12 de abril de 1998. Desde pequeño aprendió que la perseverancia y el esfuerzo son combustibles esenciales para andar la vida con rectitud y firmeza, disfrutando también el cumplimiento de metas.

Siendo un niño todavía, se encontró de frente con el fútbol y este deporte lo hipnotizó. Desde entonces, los botines, pelotas, canilleras y vendas adornan sus días. Sus padres, Luciano y María Laura, y su hermano Juan Ignacio, fueron sus primeros hinchas, sus compañeros incondicionales que estarían siempre atentos para devolverle a Santi la orientación, la pelota al pie, la pared perfecta, toda vez que él se encontraba un poco desorientado. Hace poquito a su club de admiradores se sumó una fan destacada, su hermanita Martina, que llegó a este mundo respirando afecto y con una pelota debajo del brazo –perdón lectores, quisimos decir “con un pan”–.

El fútbol fue ganando terreno en la vida de Santiago y en su hogar. Todos los caminos conducían a él. Una postal habitual, retrata a Santi, con los ojos fijo en el televisor observando todo partido que se disputara en el mundo. Pero no los mira como cualquier persona, los observa en serio, con mirada crítica, principalmente el medio del campo de juego. Mira cómo se para el mediocampista central, cómo traslada la pelota, los relevos que ejecuta, cómo ordena a sus compañeros, cuándo se tira a los pies, y cómo pone los codos cuando salta a cabecear.

Quizás esto y el hecho de haber ido ciento de veces a la cancha para ver jugar a su papá –quien también se desempeñaba en el centro del campo, con un estilo que superaba a la media– fueron perfilando la posición de Santi en la cancha de 11. Es que ese sitio del terreno, es apto para iniciar los ataaques y también para defender los avances del rival. Por sector transita la pelota. El mediocampista es el corazón del equipo. Por lo general, quienes cumplen este rol, deben reunir diversas condiciones. Por momentos son líricos (roban pelotas con clase, ensayan alguna pirueta con el balón y asisten a los delanteros con pases magistrales) y en otras ocasiones deben ser rústicos, trabando pelotas con furia, cubriéndoles las espaldas a sus compañeros y dando indicaciones a todos los miembros del equipo con vehemencia. Santi siempre se destacó por su humildad. Por dar señales con su juego más que con sus gestos o palabras, lo qué pinta de cuerpo entero a su ídolo futbolístico: el gran Andrés Iniesta. Santi Longo fue preparándose con convicción, día tras día, para lograr sus anhelos más profundos. Las camisetas sudadas, las piernas con raspones y el cansancio asomando en su rostro tras arduos entrenamientos, eran pruebas de su entrega y convencimiento. Se dedicó estoicamente a ser un deportista profesional mediante una alimentación saludable y un buen descanso.

Desde pequeño fue un guerrero, un ariano de pura cepa que no iba a claudicar fácilmente en la búsqueda de sus sueños pese a las dificultades que podrían cruzarse en su camino. El Club 9 de julio Olímpico de Freyre fue el lugar donde Santiago comenzó a forjar su camino y su carácter deportivo. Fue este el sitio donde dejó marcadas sus huellas en el campo de juego, con la firmeza de una persona que sabe lo que quiere y va por ello.

Fruto de su conducta y virtudes deportivas, fue cosechando importantes logros (como ser integrante del plantel campeón invicto del torneo absoluto). También el cariño de los hinchas no tardó en llegar (brotaba en los partidos, en los entrenamientos, en los vestuarios y en la calle). Siempre valoró el tiempo compartido con sus pares y amigos, las personas con quiénes vivenció desafíos, triunfos, derrotas, alegrías y algunas decepciones. Estas últimas le enseñaron que en el deporte como en la vida no siempre, se gana.

En 2011 llegó el momento y la oportunidad de dar un paso decisivo en su trayecto. Se sumó a las filas del Club Unión de Santa Fe, junto a otro freyrense destacado: Marcos Peano. Allí, en la ciudad bordeada por el Río Paraná, Santi jugó dos años, alternando buenos y no tan buenos momentos, manteniendo su conducta intacta, sus metas claras, y su hambre de gloria inmutable. Le pesaba la distancia con sus afectos. A esto se le sumó la decisión de Unión de cerrar la pensión de las divisiones inferiores. Pero un guerrero sabe que una batalla perdida no es una guerra perdida. Ante la adversidad, Santi se subió las medias y salió a enfrentarla, como lo hacía en cada partido. Merced a su actitud y a cartas que el destino decidió jugar, en 2014 llegó al Club Atlético Belgrano de Córdoba. Sí, el freyrense llegó al Gigante de Alberdi, al club donde hicieron historia jugadores como el Luifa Artime, Chiche Sosa, Juan Carlos Olave, José Luis Villareal.

Tras su arribo al club de Barrio Alberdi, Santi en un principio jugó en la Liga Cordobesa y luego pasó a ser parte de los planteles titulares de AFA (desde séptima hasta cuarta división). A mediados de 2018 fue convocado para jugar en la reserva del plantel profesional para posteriormente entrenar con el equipo de primera división.

Fue un tiempo de recompensa, de parar la pelota y levantar la cabeza, de pensar en lo que venía, de saber que no estaba allí por mero azar o casualidad, sino por méritos propios, por ser perseverante, por su talento y por supuesto también, por su hombría de bien.

Tiempo después, el Club Belgrano de Córdoba descendió a segunda división. Santiago fue convocado para ser parte de la pretemporada con la primera división que buscará regresar cuanto antes a la máxima categoría del fútbol argentino y para lograr este objetivo, necesita jugadores que transpiren la camiseta, que metan la pata fuerte, que no se guarden energía y voluntad, que luchen con uñas y dientes cada pelota. La competencia es feroz y esto requiere coraje y valentía. Por estas razones Santi está en el lugar que está, porque sus singularidades deportivas y conductuales son acordes a lo que El Pirata Cordobés necesita para volver a primera. Belgrano quiere volver para devolverle la alegría a sus hinchas. Y en este proyecto, Santi Longo es una pieza importante.

Días atrás, el mediocampista oriundo de Freyre firmó su primer contrato profesional con tan sólo 21 años de edad. Tiene pinta de 5, de jefecito, de jugador aguerrido, como Javier Mascherano y “El Chano”, su viejo, que tanta entrega dejó con cada camiseta que defendió. Santi es un tapón en el medio campo. Un 5 que no siempre brilla pero que siempre cumple. Un jugador regular, que rompe el juego del rival y prepara el despliegue de la tropa propia para que la pelota termine adentro del arco del equipo contrario. Por lo pronto, valentía, virtudes y profesionalismo le sobran para vivir con los pies sobre la tierra su sueño alado.

Felicitaciones SANTIAGO LONGO por tu trayectoria en ascenso en el mundo del fútbol. Gracias por representar con decoro a Freyre, con tus botines y con tu conducta. Tu historia enriquece el Museo Virtual del Deporte. Ojalá el éxito te salude como a un par y tu historia sirva como fuente de inspiración para otras personas. Muchas gracias y nuevamente felicitaciones.

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